El final de 'The Last Ship', las canciones seriéfilas inolvidables, crítica de 'Kidding', impresiones de 'FBI' y nuestra habitual dosis de noticias, artículos y mucho más
La televisión tiene la capacidad de descubrir, de redescubrir y de hacer famosas canciones que, quizás, de otra manera no serían tan populares. Y la culpa no siempre la tienen los concursantes de talent shows que optan por temas menos de radiofórmula para llamar la atención de los jueces. Las series han sido, durante mucho tiempo, una fuente inagotable de canciones que se ponen de moda porque son la banda sonora de las últimas escenas de la temporada.
Kidding, la serie de Showtime que aquí puede verse en Movistar+, es una montaña rusa que empieza de forma amable, para que te dé la brisilla en la cara, y acaba dando dobles vueltas de campana, dejándote boca abajo y haciéndote temer por tu vida. Y hace todo esto de la mano de uno de los mejores personajes de la televisión en la última década: Jeff Pickles, una gran estrella infantil que ha sido visto por generaciones y generaciones de espectadores, que procura hacer el bien continuamente, tanto dentro como fuera del escenario y al que la muerte de su hijo Phil ha empezado a llevar a una sobredosis de locura.
Una investigadora justa, profesional, que no puede evitar empatizar con algunas víctimas porque ella también ha sufrido pérdidas y que está dispuesta a apretar todo lo posible a los sospechosos para atrapar a los culpables, no cueste lo que cueste, pero se acerca al límite. Es una descripción que lo mismo podría valer para Olivia Benson, la protagonista de Ley y orden: Unidad de Víctimas Especiales, que para Maggie Bell, agente de la Oficina Federal de Investigación que centra FBI, la nueva serie de Dick Wolf, creador de ambas.
The Walking Dead sigue su camino sin el que ha sido su protagonista durante nueve temporadas. En este sexto episodio nos encontramos con un salto temporal de unos cuatro años aproximadamente, que ya se adelantó en el final del episodio anterior.
Los ingredientes son muy similares. Estamos hablando de una serie dramática con un misterio central, un reparto juvenil, un instituto con mucha mala leche y unos valores adaptados a los nuevos tiempos. Eso sí, las comparaciones son odiosas porque hay que saber enmarcar + de 100 mentiras en sus propias intenciones. Es una webserie bien hecha pero de presupuesto humilde y su público son estrictamente los adolescentes, a diferencia de ese Élite que triunfa perfectamente entre los espectadores en la veintena y en la treintena.
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The Romanoffs doesn’t have a home studio. Every episode is shot on location in the country where its story takes place. It’s one of the series’ many indulgences, but it does add narrative value that faking things on a backlot simply couldn’t. It’s that old cliché about how a location is a character in the story. When the first episode, “The Violet Hour,” clicks, it does so because the apartment the drama swirls around, and the city of Paris as a whole, feel like something that anyone could fall in love with.